Lincoln Onofre – Politólogo
Estado:
Hace un par de días el actual gobernador regional se autodeclaró como “incapaz” de poder gobernar. El artículo 30° de la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales menciona que una de las causales de vacancia de las autoridades regionales es la incapacidad mental. Entonces, a confesión de parte habría que desempolvar esta ley.
Las declaraciones de Víctor De La Cruz fueron más allá. Manifestó que las partidas presupuestales se arreglan bajo la mesa pues su antecesor, Oscorima “ofrecía costosos regalos a las autoridades nacionales como presidente de la República, primera dama, ministros y viceministros, incluso congresistas de la República que visitaban la región Ayacucho, hecho que le abriría las puertas para las gestiones de presupuestos a favor de Ayacucho”. A todo esto, ¿Qué dice el MEF? El silencio es confesión de parte.
El consejero regional que acude a una marcha para apoyar el retorno de un prófugo de la justicia y declara “no voy como consejero, sino como ciudadano”. Solo conozco a un personaje que tiene esa habilidad desarrollada a medias; Clark Kent se despojaba de sus prendas para convertirse en un súper héroe y salvar a Ciudad Metrópolis; pero Clark nunca dejaba de pensar en Súperman. Así que tenemos un consejero de historieta.
Pero esta crisis de gobernabilidad no es privativo del gobierno regional, cual proceso de descentralización, este lastre también se evidencia en los gobiernos locales. Así, tras el lamentable resultado del Laudo Arbitral, me quedé con la duda del trasfondo de este asunto. Esa duda se va despejando por tres razones. Primero, el extraño mutismo y “desconocimiento” del alcalde sobre el tema; segundo, una declaración distractora del alcalde y un coro de “conocedores” al manifestar que se iría a otras instancias para no pagar esos millones; tercero, luego de tanta mecida el mismo alcalde manifiesta que sí pagarán la deuda contraída con dinero del Terminal para “honrar” la deuda. Qué raro está todo este asunto, en verdad huele a una versión andina del caso Comunicore. En el colmo de los hechos y en un afán de limpiarse del problema, Aedo manifiesta que su gestión solo tiene el 20% de la culpa. ¿Cómo ha cuantificado esa culpa? ¿Podrá desembolsar ese 20% de su bolsillo?
Durante la campaña electoral manifesté que esa coalición entre el grupo de Oscorima y Aedo no duraría mucho; el tiempo y el análisis comparativo me dio la razón. Tanto los consejeros regionales como los regidores oficialistas empiezan a sacar cuerpo o enfrentarse entre ellos. No me digan a estas alturas que “recién se dieron cuenta”.
La cereza que amarra al Estado y la sociedad civil y organizaciones sociales son nuestros tradicionales “políticos” locales y los emergentes jóvenes que incursionaron en la política. Los políticos tradicionales que durante años se gastaron en discursos como el fortalecimiento del Estado, la democracia o las instituciones; desaparecieron durante la campaña electoral. Increíblemente dejaron de opinar ante una evidente y anunciada crisis de gobernabilidad y hoy los vemos ocupando diversos cargos públicos. ¿Qué fue, qué pasó? Copamiento, repartija, o el último aliento de intentar estar cerca del poder. Por otro lado, un sector de jóvenes políticos, herederos de todo este escenario, contribuyeron a la crisis que atraviesa la ciudad y la región desde el momento que fungieron de escuderos de Oscorima y Aedo.
Ahora que se avecinan las elecciones presidenciales y regionales, estos son grupos bien podrían calzar en un movimiento denominado “Ciudadanos por el Cargo”, parafraseando a Martín Santivañez.
Así estamos.