Escribe: Mario C. Zenitagoya Bustamante
A los 12 años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación la memoria histórica en el campo educativo continúa siendo un tema pendiente a la fecha. Los trabajos de recuperación de memorias en comunidades campesinas afectadas por el conflicto armado interno esperan la atención por parte del Estado. La comunidad de Santiago de Lucanamarca (provincia de Huancasancos- Ayacucho), es un referente de los 20 años de violencia política que atravesó el país (1980-2000).
Lucanamarca fue escenario de una de las más sangrientas masacres perpetradas por el Sendero Luminoso contra la población civil el 5 de abril de 1983, donde perecieron 69 comuneros. Desde aquella ocasión, el pueblo ha exigido al Estado su atención y presencia. La Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) realizó un estudio a profundidad sobre los hechos, reconstruyendo la historia de lo ocurrido, resaltando la necesidad de reparar a los familiares de las víctimas, y destapando una serie de conflictos y fracturas entre los lucanamarquinos que se percibe a la fecha.
Un tema que si está muy presente entre la población es el intento del Movimiento por la Amnistía General y los Derechos Fundamentales (MOVADEF) por inscribirse en el registro del Jurado Nacional de Elecciones, para el ex-Presidente de la Comunidad “Quieren volver después de haber generado tanta muerte… tanta destrucción al país (…).
Trabajar el tema de la memoria del conflicto armado interno en los colegios tiene una connotación muy particular y delicada en nuestro país, pues el magisterio fue impactado directamente por el accionar de Sendero Luminoso. Para la gran mayoría de maestros, abordar en clases el Informe Final de la CVR, significaría desde la mirada oficial hacer “apología al terrorismo” y tener luego un seguimiento, según refieren docentes de las provincias y comunidades rurales.
En Lucanamarca, el colegio de secundaria Augusto Salazar Bondy, alberga cerca de un centenar de alumnos de ambos sexos. El director Wilfredo Tacas Huancahuari, comenta que la “memoria se aborda en el marco del DCN que precisa de manera genérica la violencia; pero en este colegio se enfoca con mayor interés la historia local de lo que sucedió en 1983. En algunos casos son los propios padres que narran los hechos suscitados a sus hijos, mientras los docentes de Historia generalizan los temas de conflicto sin entrar en detalles, siempre hay un recelo para abordar el caso de Lucanamarca”.
Un docente de CC.SS. del colegio Los Morochucos de la provincia de Cangallo – quien pidió no identificar su nombre- arguye que a “ los alumnos debe enseñarse que los muertos a consecuencia de la violencia son instrumentalizados por el Estado peruano, las clases políticas dominantes, su prensa e intelectuales serviles incluidos, para tratar de escribir una historia de la guerra interna del olvido y del falseamiento de los hechos, pero no lo hacemos porque nos acusarían de hacer proselitismo político” (…)
En cuanto a saberes, se ha identificado que los estudiantes tienen información segmentada o casi nula sobre el conflicto.
Jefrey Gamarra, antropólogo, docente de la Unsch y analista político argumenta no ser partidario de historias oficiales, “el trabajo de la CVR no identifica el sentir de Ayacucho. Cada región tiene que ver la manera de no hacer recuerdo de lo que pasó. Todos los ciudadanos deben discutir los temas que nos competen con el CAI”. El hacer o no una memoria reflexiva en los colegios, considera que “la función de la ciudadanía debe ser en los colegios de una manera reflexiva. La memoria no se puede enseñar, se debe reflexionar y discutir. El trabajo de la CVR no se debe dramatizar”.
No es extraño que en estos tiempos, la memoria sobre el conflicto armado “pasa desapercibido” o no se desea abordar. Gamarra acota que “la gente tiene miedo de generar, los mismos profesores sea en las universidad o colegios, porque luego serían acusados de apología al terrorismo”.
Algunas investigaciones dan cuenta de que el tema del conflicto armado interno no es tratado en las aulas. El tema se engloba de manera general en los “conflictos”, menos se hace alusión a las recomendaciones de la CVR. Otro gran sector del magisterio no lo ha leído porque el Minedu no se preocupó en difundirla de manera oficial por “cuestiones políticas”, aducen.
César Gálvez, especialista en educación cree que “no hubo un trabajo psicológico del Estado para discernir este tema. Hay brechas, temor de los docentes porque se le relacionaría a Sendero Luminoso. Tiene que ser labor del Estado y establecer en el DCR”.
El director del Colegio “Mariscal Cáceres” Félix Valer considera que “el tema de la memoria está en el (PCI) Proyecto Curricular Institucional, con mayor incidencia en cuarto y quinto grado de secundaria. Hay rutas estratégicas a fin de no caer en la apología al terrorismo, es de manera didáctica y que no debe ser politizado. Los dd.hh son de todos y no de un partido político”.
La coordinadora de CC.SS. de dicha I.E. Profesora Marcilla Marquina Andía, precisa que “la enseñanza se basa en la matriz de la Programación Anual, enfocándose en el curso de Cívica. Que los dd.hh. no es patrimonio de algún partido político o personal. Es de todos y lo contrario es señal de que no se logrará la paz, además la reconciliación nacional es parte del curso de Cívica, mientras que en Historia se considera los conflictos sociales. Los alumnos provenientes del Vraem son los más interesados en este tema, por ser aún foco de actos subversivos”.
Las secuelas de la violencia armada están presentes en la Instituciones Educativas atendidas, la sufren algunos docentes, que callan al pensar que así se olvida o se curan las heridas. La información que manejan es fragmentada por lo tanto contraproducente a la construcción de una memoria y construir la Cultura de Paz.
Gideón Bellido, docente de educación superior quien estuviera con la responsabilidad de dirigir el trabajo de la elaboración del Diseño Curricular Regional de Ayacucho (DCR), cree que el tema de la memoria “es un cierto tabú para hablar libremente. Las generaciones actuales no lo han vivido. Los profesores evaden y otros lo señalan de forma general. No hacen hincapié en el conflicto armado de los 80. En el DCR se consideró los dd.hh. y sus transversalización”
El director de la I.E. “María Parado de Bellido” Raúl Dalguerre Tueros, señala que el Estado a través del Minedu no ha capacitado a los docentes de CC.SS. en el tema de los conflictos menos lo sucedido en los años de la violencia política; “en este colegio los profesores fueron capacitados por una entidad privada sobre cómo manejar el tema de conflictos en las aulas pero sin especificar lo que ocurrió en Ayacucho a parir de 1980 a su vez sin dejar de lado la educación intercultural”.
Al ser requeridas dos alumnas de este colegio del quinto de secundaria dicen “no saber nada del conflicto armado, pero si nos enseñan el valor de la paz, los valores”.
Algunos docentes, manifiestan “no estar de acuerdo de hablar estos hechos en clase porque les afectaría mucho”.
Ante la interrogante a algunos profesores de cómo afectó la violencia del CAI al sector educativo, nos encontramos con dos tipos de respuestas, “no conozco mucho sobre este tema” y sobre las recomendaciones de la CVR, dicen “saber de la existencia de recomendaciones en el informe final, pero no identifican las referidas al sector educativo”.
El Especialista de educación secundaria de la DREA, cree que en estos tiempos, donde hay nuevas condiciones y forma de pensar la enseñanza reflexiva de la memoria es a través de los conflictos que se dan a lo largo de la historia republicana pero sin detenerse o especificar las acciones de la lucha armada que ocurrió en el país y cuyo impacto mayor fue en Ayacucho. Los profesores “tiene que basarse en lo que señala el DCN pero de forma reflexiva y de acuerdo a su entorno social”.
La Defensoría del Pueblo – desde sus inicios- ha asumido un compromiso con las víctimas de la violencia y su lucha por el reconocimiento de sus derechos. En razón de ello, desde el año 2002, impulsa y supervisa las medidas que el Estado peruano implementa en materia de justicia, memoria y reparación para las víctimas de la violencia. Su representante defensorial en Ayacucho, abogado Jorge Fernández Mavila, considera que para “garantizar la no repetición de la violencia se debe promover la tarea de reflexión desde las aulas, “lamentablemente muchos docentes no se comprometen con el tema a fin de no ser sindicado en estar inmerso en la apología al terrorismo”
La memoria debe tener un lugar en las aulas, a fin de comprender las secuelas del conflicto armado que a la fecha aún permanecen en pie, falta voluntad política. Debe impulsarse las garantías de no repetición. Son medidas absolutamente necesarias que deben implementarse para que la violencia y las violaciones a los derechos humanos ocurridas NUNCA MÁS vuelvan a repetirse.
Tratar de silenciarla -como viene sucediendo- seguirá en pie el temor, el miedo y dando espacio a la indiferencia, a la exclusión, el abuso, la impunidad. A fin de construir una sociedad con equidad y justicia, este tiene que ser a través del aprendizaje, mediante la reflexión de los hechos marcados en la historia y las cuales no pueden ocultarse, ello servirá para el análisis crítico. Entender el pasado es fomentar nuestra historia a través del diálogo y no dejarnos llevar por una historia oficial anacrónica. La reconciliación debe ser el proceso de resolver los conflictos y las tensiones que nos aquejan, resolver las exclusiones y discriminaciones y hacer una apuesta por vivir en armonía, equidad y justicia.