Esther Valenzuela
Pareciera que la deuda de Hugo Aedo a Wilfredo Oscorima es inmensa por haberlo llevado a la alcaldía de la Municipalidad Provincial de Huamanga, ya que no solamente que lo emula en todo, sino que habría recibido la orden de colocar a los funcionarios expectorados del GRA, en la MPH.
Aedo como la población pública lo percibe, no sabe qué hacer en la gestión municipal, ya que su máxima preocupación son sus viajes constantes a la ciudad de Lima. Ausencias que son justificadas por su gerente, quien señala que no es necesaria la presencia física del burgomaestre, “las coordinaciones las hacemos por teléfono”. Defensa que habría sido premiada por el alcalde con la ratificación en el cargo a Jesús Ospina, quien muy suelto de huesos admitió que un año le sirvió para aprender.
Mientras tenemos un alcalde ausente, un gerente municipal aprendiendo, ( al parecer sería mal alumno porque no se nota tal aprendizaje), las consecuencias son funestas para la MPH, ya que tenemos hasta dos laudos arbitrales en contra, que determinan el pago de más de 5 millones. Lo que es peor, las gerencias estarían andando a la deriva, y por lo tanto quienes la dirigen estarían aplicando el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores” . Al mismo estilo de la gestión regional.
Esta semana ha salido a luz la forma tan asquerosa de cómo se estaría manejando varias gerencias en la Municipalidad, una de ellas Abastecimiento, donde habría direccionamiento y aprovechamiento del cargo de Escalante Roca en su condición de Jefe de Abastecimientos habría beneficiado a las empresas creadas para este fin por su mamá, hermanos y demás parentela, según la oportuna denuncia de la ex regidora Elizabeth Prado.
El otro escándalo que alcanza a los regidores de la MPH, es la compra de juguetes por un monto de 80 mil soles, lo que fue aprobado por el consejo municipal; sin embargo la compra se hizo de manera fraccionada y fueron dos funcionarios los que personalmente se trasladaron a la ciudad de Lima a comprar los juguetes, los que debieron haber ingresado a almacén y ser debidamente registrados, más no fue así, por lo que habrían cometido, no solo irregularidades, sino delitos por cuanto no se realizó dentro del marco legal. A esto se suma que los mismos regidores entregaron los juguetes como si a ellos les hubiera costado.
Hechos como estos, y como lo que ocurrió en la Beneficencia Pública, al parecer son minimizados por el burgomaestre, que trata de soslayarlos con acusaciones recurrentes a dos de sus funcionarios, a quienes les atribuyó no haber “cumplido metas”, quienes por supuesto ya dejaron sus respectivos cargos.
Ante estos hechos en un primer año de gestión, y luego de varias gestiones desastrosas la población empieza a indignarse y que no se sorprendan si este año empiezan a trabajar por la revocatoria que de acuerdo a ley, se puede gestionar el tercer año o sea el 2017. Lamentablemente la ley también indica que quien asume ante una revocatoria es quien le sigue en la lista. O sea estamos ante una encrucijada, al igual que en el Gobierno Regional no tendríamos salida en el municipal, lo cual al parecer lo saben bien y por eso tienen la gestión que tienen.