Por Luis Larrea
Una vez más se presentó la moción de vacancia contra el Presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK). Esta vez se presentan evidencias y hechos de que PPK ha mentido en sus negocios con Odebrecht. Para nadie que ha seguido el desarrollo de la información y la conducta de PPK, resulta sorprendente afirmar que PPK es un mentiroso. PPK ha mentido en muchas oportunidades, no sólo con el tema de sus relaciones comerciales con la investigada Odebrecht, sino también con la defensa de sus ministros censurados, a quienes prometió una defensa férrea, pero finalmente los empujó al abismo de la censura. También mintió con el tema del indulto humanitario y derecho de gracia a Alberto Fujimori, el mismo que para nadie es un secreto que fue parte de unas negociaciones políticas con el menor de los Fujimori, todo a cambio de no ser vacado el 21 de diciembre del 2017. Indulto que dicho sea de paso viene siendo analizado en la Corte Internacional de Derechos Humanos, CIDH, y que poco a poco se viene desmoronando en el sistema judicial nacional, toda vez que una Sala Penal, en el caso Pativilca, ha declarado inaplicable el derecho de gracia otorgado a favor de Fujimori. Es de esperar que la CIDH emita un fallo desfavorable a los intereses de PPK y que en sede nacional se declare también inaplicable el indulto humanitario, al momento de emitir sentencia condenatoria en contra de Alberto Fujimori en el caso Pativilca.
Por las evidencias presentadas en esta segunda moción de vacancia, queda claro que las relaciones comerciales entre PPK y la cuestionada Odebrecht no han sido reconocidas en su momento por PPK. Si bien es cierto que la moción pone mucho énfasis en el hecho de que PPK ha mentido, pero la mentira no es ni debe ser el argumento de peso de la vacancia. Aquí lo que se trata es que se ha dado un gravísimo conflicto de intereses, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito por parte de PPK. Pues siendo funcionario público y teniendo la facultad de adoptar decisiones claves para los negocios de Odebrecht y de su propia empresa unipersonal Westfield Capital, ha guardado silencio y cobrado importantes utilidades. PPK afirma que existió una «muralla china» entre él y quien manejaba los negocios de su empresa unipersonal. Lo cierto que es nunca existió una «muralla china», sino un «cerco para cuyes» donde PPK entraba y salía cuando le daba la gana y sobre todo cuando sus intereses comerciales estaba en juego. Lo correcto debió ser que PPK informara, en su debida oportunidad, de la existencia de su empresa unipersonal y se abstuviera de adoptar decisiones que comprometían su deber de neutralidad y honestidad. Y lo mejor debió ser que PPK cierre temporalmente su empresa unipersonal, mientras duraba en la función pública. Pues hay que tener en cuenta que la empresa unipersonal de PPK no podía ser gerenciada por otra persona, ya que su principal servicio de venta era la consultoría, y si alguien contrataba a Westfield Capital no lo hacía porque cualquiera brinde éste servicio, sino porque justamente era PPK el dueño, es decir, había una relación personal entre la empresa y quién brindaba los servicios de consultoría. Por lo tanto no es sólo el hecho de la mentira, ya que hasta un criminal tiene el derecho a mentir y no por eso puede ser juzgado, sino que ha actuado de forma tal que se ha configurado un gravísimo conflicto de intereses e incluso la comisión de delitos como es el de tráfico de influencias y el enriquecimiento ilícito. Ahora bien la comisión de estos delitos no pueden ser materia de juzgamiento del Presidente, pues sólo puede ser procesado durante su mandato, por delitos contemplados en el artículo 117 de la Constitución Política, esto es; traición a la patria, impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales, por disolver inconstitucionalmente el Congreso o impedir su reunión o funcionamiento, así como impedir el funcionamiento del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral. Siendo la causal de permanente incapacidad moral (art. 113 de la Constitución Política) un juicio político de valor, resulta la mentira permanente una causa de dicha incapacidad. Pero no debe perderse de vista que el fondo del asunto resulta ser la comisión de delitos por parte de PPK, delitos que dicho sea de paso lo deslegitiman en el proceso de lucha contra la corrupción y el esclarecimiento del caso Odebrecht. Siendo esto así, PPK debe ser vacado por la salud institucional del país, pese a que sus correligionarios, a falta de argumentos, recurren a la defensa de la institucionalidad, la gobernabilidad y la democracia para salvar a PPK de la vacancia, olvidando que nada de eso funciona en base a la mentira y el actuar delictuoso de quien ejerce la Presidencia.
Pero por otro lado, los vacadores también adolecen de una permanente incapacidad moral. La reciente modificatoria de la Constitución Política en lo que respecta a la moción de censura y la cuestión de confianza, por vía de una Resolución Legislativa, viste de cuerpo entero la falta de respeto por el sistema constitucional. A esto se le suma una serie de iniciativas legislativas como el recientemente cuestionado proyecto de ley sobre el «esclavo juvenil», o las innumerables denuncias por mentiras y alteraciones en hojas de vida, declaraciones agraviantes y negociaciones turbias dónde prima el interés personal. La baja aceptación del Parlamento confirma su permanente incapacidad moral. En éste contexto resulta la vacancia, una sanción al moralmente más incapaz, lugar que ocupa PPK por sus propios méritos, lo cual no limpia de polvo y paja a los vacadores. Además de la incapacidad moral de los vacadores, también hay una incapacidad funcional, esto es en el ejercicio de sus funciones. Si vemos la reciente moción de vacancia, la misma que recoge datos interesantes sobre los contratos comerciales de la empresa unipersonal de PPK, pero no ha ejercido su función legislativa, para acceder a la fuente de información oficial, como es el caso de las visitas de Barata o Sepúlveda a la PCM o al MEF, y sólo reproduce lo que ha difundido un medio de comunicación. Igualmente reproducen información de un medio de comunicación sobre las transferencias económicas en las cuentas de PPK, pese a que PPK en su defensa ante el primer intento de vacancia dijo que autorizaba el levantamiento de su secreto bancario. Un parlamentario tiene la facultad de exigir información oficial. Proceder como lo hacen, reproduciendo informaciones mediáticas y sin corroborar dichas informaciones, los convierte en unos «chismosos políticos». Asimismo, pese a que los hechos demuestran que PPK mintió en lo que se refiere al indulto humanitario en favor de Alberto Fujimori, no se ha tomado en cuenta en ésta moción de vacancia, lo cual convierte a los vacadores en unos «mentirosos selectivos». Algunos vacadores han dicho que no lo consideraron por que el indulto seguirá su trámite judicial, pero la mentira de PPK y su negociado no es parte de ningún proceso judicial, lo que esta judicializado a nivel internacional y nacional es la aplicabilidad de éste indulto humanitario y el derecho de gracia.
La moción de vacancia está admitida y los argumentos ya son de conocimiento público. PPK, quién además de mentiroso sufre de una trastorno de disociación (psicosis), pues está alejado de toda realidad. Ahora culpa a comunistas de querer vacarlo, no admite que con su conducta y sus propios méritos ha llevado al Poder Ejecutivo a la crisis en la que se encuentra. Sus correligionarios asumen su defensa con frases vacías y no contraatacan las evidencias. Ante la sucesión constitucional de los vicepresidentes reclaman lealtad a PPK, sin reconocer que todos los funcionarios elegidos le deben lealtad al país no a una persona. PPK como Presidente personifica a la Nación, pero no puede sustituir a la propia Nación. Reclamar una lealtad personal, es convertir al Estado Peruano en un estado feudal o monárquico, donde la lealtad es en favor del señor feudal o del rey. PPK no es señor feudal ni rey, pese a que en su psicosis así lo vea. Por lo tanto, la sucesión de vicepresidentes debe darse conforme a la constitución y sin reclamos de lealtades personales. Claro lo mejor sería que todos renuncien y se convoque a nuevas elecciones generales, para así tener la oportunidad de limpiar la clase política, pero esto debe ocurrir por una decisión propia de los actores implicados, y no por supuestas lealtades feudales. Parece que la suerte esta echada para PPK y hasta posiblemente se cancele la reunión de PPK con la Comisión Lava Jato en el Congreso este 16 de marzo, aduciendo que la moción de vacancia es una forma de adelantar opinión. Un mentiroso siempre buscará excusas para hacerse la víctima y seguir mintiendo. Ojalá se adopte las decisiones necesarias para darle al país un mínimo de gobernabilidad y PPK sea vacado y pueda reencontrarse con su realidad.