El 59,4% de la población está afectada emocionalmente por esta situación
“La corrupción como práctica sistemática deshonesta, antiética e ilegal realizada por funcionarios públicos o políticos para obtener ganancias personales en perjuicio de la población, afecta al bienestar de los peruanos y repercute negativamente en su salud mental, calidad de vida y percepción de felicidad; así como, en el desarrollo social y económico del país”.
Así lo señala Vanessa Herrera Lopez, médico psiquiatra de la Dirección de Salud Colectiva del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi” INSM “HD-HN”.
En el Estudio Epidemiológico de Salud Mental en Lima Metropolitana y Callao del INSM “HD-HN” (2012), el 20,6% del total de la población adulta percibe que el principal problema es la delincuencia, seguido de la corrupción con un 17,5%. Además, el 59,4% de los encuestados manifestaron sentimientos como preocupación, pena, tristeza o depresión, cólera e impotencia. Frente a la corrupción, existen percepciones y sentimientos diferentes entre ambos sexos siendo mayor los sentimientos de pena, tristeza, miedo o preocupación en las mujeres, y cólera, amargura e indignación en los varones. Asimismo, el 90,4% del total de la población adulta desconfía de las autoridades políticas, seguido de los jueces y autoridades policiales.
La especialista explicó que la percepción de inestabilidad económica y social, pérdida de confianza en líderes, corrupción en diferentes sectores, son estresores psicosociales que pueden contribuir a la sensación de malestar, preocupación, cólera, desaliento, desgano, tristeza, miedo y angustia.
“La corrupción incrementa la pobreza en el país y esto tiene relación con la salud mental, en especial con el episodio depresivo, lo que influye en la economía de las familias y en mayor inequidad y desigualdades sociales”, acotó la especialista.
Manifestó que la ciudadanía se ve afectada cuando la sociedad y nuestros líderes políticos quiebran sistemáticamente las reglas y leyes que la sociedad establece. En la evaluación de tendencias psicopáticas, el 5,4% de la población limeña considera permisiva la mentira frecuente, la violencia o el robo, lo cual estaríamos ante una sociedad excesivamente tolerante con las conductas deshonestas o psicopáticas.
Vanessa Herrera puntualizó que es necesario empoderar a la ciudadanía en valores sociales desde el nivel familiar, entornos educativos y laborales, a lo largo del curso de la vida; fomentar la toma de conciencia ciudadana; el involucramiento social para la decisión en la elección de líderes; fomentar la organización y participación comunitaria activa a fin de contribuir con el bienestar social y desarrollo humano del país.