Lincoln Onofre, Politólogo
- “A río revuelto, ganancia de pescadores – I”.
Tanto a nivel regional como provincial, el río revuelto sucede –al menos- por la ausencia de tres componentes: planificación, equipo técnico y coordinación.
Planificación. La ausencia de un plan de gobierno advertido desde las elecciones, demostraba que ninguna de las principales fuerzas políticas tenía claro qué, cómo y con qué recursos cumplirían sus promesas; promesas que no guardaban lógica ni relación con la realidad ni la posibilidad. Una vez en el gobierno, replantearon más de una vez propuestas que se fueron decantando de a pocos, obligando a la autoridad regional a realizar un diagnóstico sumarísimo de las “necesidades” provinciales. Entonces, ¿Con qué sustento declaraban alegremente construir hospitales, parques industriales, universidades en las provincias? ¿Con qué sustento firmaban abiertamente compromisos con las organizaciones sociales?
Equipo técnico. Del mismo modo, ninguna de las autoridades electas tuvieron un equipo técnico con capacidad de gestión y manejo político, el equipo de campaña agotó su lista de ideas durante la segunda vuelta electoral, logrando una victoria pírrica. Tal es así que a la fecha, no pueden cumplir con la promesa de expulsar a los funcionarios de la gestión anterior y se justifican con discursos suaves como la “transición” o el “aprendizaje”; o cuentan con funcionarios nuevos igual de cuestionados en otras instituciones; o, lo que es peor, transgreden sus propias normas en el proceso de contratación de funcionarios, tal como lo manifiesta el informe de la contraloría; quebrando de esta manera una promesa adicional: la lucha frontal contra la corrupción.
Coordinación. La ausencia de un plan de gobierno y la falta de un equipo técnico conlleva a la ausencia de liderazgo y esta, a la descoordinación.
En el plano regional, observamos que las dos mujeres más poderosas de la entidad, dos mujeres electas por el mismo movimiento del dueño del Tractor, han reconocido que hay un problema de fondo. La vicegobernadora regional Gloria Falconí, reconoció que a seis meses de gestión, aún no se cuenta con un plan de gobierno y que la elaboración de este estaría al 80%; mientras que la presidenta del Consejo Regional de Ayacucho, Elizabeth Prado observó el doble discurso que se maneja en el ejecutivo regional, instando a que el gobernador debe cumplir con sus promesas (sobre el funcionamiento de los hospitales), recomendando el cambio de funcionarios.
A nivel local, la falta de liderazgo del titular y las idas y vueltas a las decisiones tomadas evidencian que los funcionarios de confianza actúan en la incertidumbre, el desconocimiento. En algunos casos se observan que no saben qué hacer y, si saben, no están seguros que aquello sucederá. Ayer anunciaban que se había coordinado un desalojo en uno de los mercados más insalubres de la ciudad y hoy, esta queda en suspenso porque se habla de una reubicación en unos terrenos que pertenecen a otra entidad pública y al que recién se le consultará si ello es posible. Plop.
- “A río revuelto, ganancia de pescadores – II”
Conflictos locales. No sé si haya alguien en el gobierno regional y municipal que esté registrando dónde y qué tipo de demandas empiezan a visibilizarse en la ciudad. Desde una simple recomendación o petitorio (como la de los vecinos del jirón 28 de Julio) hasta las protestas y ultimátum de organizaciones (como las manifestaciones que hicieran el FREDEPA sobre el mercado Nery García), reflejan que “algo está pasando en Ayacucho”.
Una mirada desde la conflictología evidencia la existencia de conflictos latentes (los primeros) y en escalamiento (los segundos) que, de no ser solucionados a la brevedad, podrían poner contra la pared a la autoridad local y regional. Y no se trata (solamente) de poner paños fríos a la situación, sino de hace lo posible para que este escenario no estalle desde otros frentes; pues, de ser el caso, es probable que las autoridades cedan a la presión de intereses privados, segmentados y hasta legítimos, dejando de lado una mira integral del problema público, tal como se ha evidenciado en el caso del mercado Nery García. En este caso, el río revuelto consentido es favorable a determinadas organizaciones con intereses particulares: mercaderes, motociclistas, que buscan mantener un status quo que perjudica a la ciudad.
- “A río revuelto, ganancia de pescadores – III”
Mientras tanto los regidores aprovechan la situación, dejan que el barco se hunda. La ceguera de sus intereses personales impiden la acción colectiva, no enmiendan la plana al titular, no promuevan una hoja de ruta y tampoco persuaden a la autoridad local para una gobernabilidad. Su función se limita a la fiscalización, pero más que fiscalizar, fungen de una Themis, dispuesta a juzgar sin compasión, sin embargo, no reparan los antecedentes de la situación y que –además- son parte de esta gestión, por oficialismo o por oposición. ¿Dónde quedó la palabra y el compromiso de los regidores que lo acompañaban en campaña y lo promovían como el candidato ideal? La luna de miel acabó el mismo día de las elecciones, a las 4 de la tarde, cuando la “fuerza del Tractor” se hizo a un lado y armó una agenda propia.
- “A río revuelto, ganancia de pescadores – IV”
El camino al infierno, está hecho de buenas intenciones. La suma de buenas intenciones, no siempre dan buenos resultados; más aún cuando no existe una planificación que la soporte y oriente. Los ejemplos están por todos lados, cada vez más visibles. Como en cualquier territorio, existen intereses legítimos o direccionados a obtener algún beneficio o rentabilidad individual, colectivo; de uso privado, social, ambiental, empresarial, u otros. En ese escenario, se evidencia que, ante la ausencia de una agenda local y/o regional, las autoridades políticas recurren a aquello que demanda menos consenso y menos participación. Así, apreciamos que diversas entidades públicas nacionales, privadas, empresarios, fundaciones, patronatos, etc. encuentran el escenario propicio para materializar sus agendas.
En el corto plazo, todas son positivas, sin embargo, al no estar articuladas entre ellas y con la población (a través de un plan de desarrollo territorial), en el mediano y largo plazo, representarán un nuevo conjunto de problemas sociales. Preparan el escenario para la foto del Bicentenario y los visitantes, pero sacrifican el largometraje de la cotidianeidad y los vecinos. Promueven cambios en el centro histórico, pero no advierten que, al mismo tiempo, promueven la gentrificación y las inequidades; tal como lo manifestaron los vecinos del jirón 28 de julio que viven a cinco cuadras de la plaza de armas- y a la fecha no cuentan con veredas y accesos a sus domicilios; o los vecinos de Pisco Tambo y San Juan, que demandan el acceso al agua potable.