Raúl Vegas Morales
Al segundo día del paro convocado por los estudiantes con el apoyo del Frente de Defensa del Pueblo, con los ánimos exacerbados, un grupo desconocido tomó por asalto el principal local administrativo de la Universidad, donde se encuentra el rectorado, quemando la puerta del edificio, dañando y destrozando infraestructura al interior. Deplorable e injustificable. La Universidad, nuestra Universidad San Cristóbal de Huamanga, se vio nuevamente incendiada, esta vez físicamente.
La federación de estudiantes ha deslindado con los hechos y pide se investigue y determine responsabilidades. Completamente de acuerdo, no se puede dejar pasar un acto delincuencial que atentó contra el patrimonio científico, educativo y cultural de la región y de todos los cristobalinos, quienes amamos y respetamos la casa que nos formó como profesionales, que cumpliendo su inacabable misión sigue formando generaciones de manera permanente.
Sin embargo, el acto violento no debe opacar la reivindicación exigida, el justo pliego de reclamos estudiantil ante la escasa calidad que se arrastra con los años y que sitúa a nuestra universidad en el puesto 28 de 58 universidades según el ranking histórico de la SUNEDU, mientras, si nos atenemos a las universidades que fueron evaluadas con los parámetros del Ranking Académico de Universidades del Mundo, San Cristóbal no se encuentra en la lista. Lamentable.
Cierto que los problemas no son de ahora, que existe un retraso histórico que empeora con el rápido avance de la ciencia y la informática porque los niveles de investigación en la UNSCH no siguen el paso acelerado, también cierto que la infraestructura tiene un significativo deterioro y es cada vez menos suficiente. Poco de eso es responsabilidad de la actual gestión porque el lastre ha ido aumentando con los años, pero tampoco ésta administración ha hecho algo significativo para cambiar el estado situacional.
La Universidad es una integridad: la parte académica, el servicio logístico a los estudiantes, la proyección social, investigación, infraestructura, el gobierno corporativo que debe ser enmarcado en el todo coherente denominado calidad, que tenga como resultado una universidad donde los estudiantes estudien, los profesores enseñen y los investigadores investiguen, según una vieja sentencia. Para ello deben existir las condiciones intelectuales, logísticas y de infraestructura necesarias y exigibles.
Pero no se camina al paso. No es justo ni racional que, pese a las necesidades urgentes, la ejecución presupuestal sea pobre y cada año se tenga que devolver presupuesto, mientras el deterioro persiste y la universidad se retrasa cada vez más respecto al paso de la ciencia y a otras universidades, incidiendo así en la baja competitividad de la región y en la reputación de sus profesionales. El prestigio del profesional es directamente proporcional con el prestigio de su Universidad. Es necesario recuperar nuestra histórica y prestigiosa UNSCH, recuperarla desde los cimientos intelectuales que han sido removidos creando inestabilidad, para ello, el diálogo racional, sin intransigencias, es urgente. Todos los estamentos son parte del cuerpo indivisible cuya salud se está deteriorando, hay que detectar el tumor para extirparlo.