Raúl Vegas Morales
El problema que se genera en el país por el conflicto permanente entre el poder ejecutivo y legislativo es atraso en el desarrollo. No es solo un conflicto de poder, es un perjuicio a todos los peruanos que se ven afectados por el estancamiento. La ciencia y tecnología sigue avanzando en el mundo que camina a paso acelerado mientras aquí nuestros políticos están encerrados en un ring. El estancamiento nos aleja cada vez más de las aspiraciones al primer mundo.
Las marchas a favor y en contra solo están polarizando al país harto de los políticos que se miran el ombligo y creen ser el centro de la gravitación mundial. Más de un año de conflicto, muchos años de retraso y frustración están golpeando a este pobre Perú que se va resquebrajando; volver a unirlo dentro de una perspectiva nacional será muy difícil.
Escribe Pablo Bustamante en Lampidia que “En este drama de múltiples crisis: social, económica, política, educativa y de salud, se agravan todos los días nuestros problemas, se malogra la economía, se generaliza y profundiza la corrupción y la inseguridad. Los más de 300,000 jóvenes que llegan a la edad de trabajar, se ven en figuritas para conseguir buenos empleos. El Perú está perdiendo años preciosos para posicionarse exitosamente en el mundo de la ‘cuarta revolución industrial’, que va a marcar una terrible diferencia entre los países tecnologizados y los que se queden atrás, como estamos haciendo ahora. Si seguimos por este camino, vamos a condenar a nuestros pobres a vivir en los arrabales de la globalización.” Existe razón, también, en la preocupación de la derecha. Cierto que Castillo y el ejecutivo tienen gran parte de culpa para la crisis, pero no hay que ver con ojo de pirata, el congreso es la otra parte del conflicto, tan responsable como Castillo. La beligerancia de algunos congresistas es solo comparable con su propia inopia, abocados en entrampar toda gestión, según ellos por el Perú, no reparan en que están pisando el freno en lugar de pedalear. No estamos avanzando, para nada.
Así, el ministerio de economía ha bajado la perspectiva de crecimiento para el presente y el próximo año, mucho se debe a la baja inversión tanto pública como privada. Son las consecuencias de la acción de los políticos más torpes que nos ha tocado soportar en el presente siglo.
El Instituto Peruano de Economía informa que al 31 de octubre sólo se ha ejecutado el 51% del presupuesto: “La baja ejecución de la inversión pública está asociada, principalmente, con la gran cantidad de obras paralizadas. A mediados del 2022, la contraloría identificó 2,346 obras públicas paralizadas a escala nacional con un saldo de S/14,600 millones por ejecutar. Esto comprende a las obras que no reportan ejecución física por al menos tres meses a pesar de contar con las condiciones establecidas para su inicio. La entidad señala que tres de cada cuatro obras paralizadas no se ejecutan por motivos ajenos a la falta de recursos financieros, entre los que destacan el incumplimiento del contrato, eventos climatológicos o controversias entre el Estado y los contratistas.
”En lugar de solucionar estos problemas fundamentales para la población y el país, los políticos siguen en sus líos, arranchándose el poder.