Raúl Vegas Morales
Cuando se iniciaron las protestas en diciembre, consideré que la presidente Boluarte no tenía una estrategia para enfrentarlas, que el militarismo la había desbordado con las lamentables muertes en Ayacucho. Estuve equivocado, Dina Boluarte sí tiene una estrategia ante los reclamos de la población, su estrategia es la represión ciega, el disparo a los manifestantes, un impulso fascista al que no le importa la vida.
El diagnóstico errado sobre las movilizaciones impide una solución de corto plazo. Según los ideólogos del gobierno y lo más torpe de la derecha peruana, quienes se están movilizando son terroristas cuando no comunistas que buscan el caos en el país, por tanto, hay que reprimirlos con bala. Es una ceguera que impide ver al Perú con todas sus diversidades: idiosincráticas, económicas, sociales. Comparan al país con su propia posición económica y repiten “pero si estamos bien ”Es el bienestar de los privilegiados que se encierran en su propio círculo, que no quieren ver que afuera hay un reclamo que se ha gestado durante muchas décadas, el reclamo de los marginados por el neoliberalismo, el descontento de los peruanos a los que miran con desdén y odio. Nunca la derecha fue más torpe.
Más de cuarenta muertos en un mes de mandato es el resultado de la política represiva de Boluarte sin que se avizore una salida viable al conflicto nacional que va in crescendo. Sobre esos muertos y como si nada ocurriera, se presenta el gabinete para pedir el voto de confianza del congreso. Conociendo como los conocemos, las muertes de los cuarenta compatriotas no será impedimento para que el congreso dé su visto bueno al consejo de ministros que tiene las manos manchadas con la sangre de los compatriotas asesinados.
¿Y qué del comando conjunto de las fuerzas armadas y de la policía nacional? ¿no es tiempo de que presenten un comunicado con su versión de los hechos? ¿hasta cuándo la impunidad? Hasta ahora no se tiene conocimiento de una denuncia en contra de los asesinos, no podemos reclamar democracia, paz, y mantenernos en el reino de la infamia, donde mueren cuarenta peruanos y nadie es responsable, aquí no ha pasado nada.
El gobierno puede reprimir las protestas, continuar con los asesinatos infames, adoptar una política fascista, pero mientras no se atiendan los reclamos de inclusión, mientras no se tenga en cuenta la salida política reclamada con un inmediato cronograma de transferencia de mando, no podrá lograr la paz que el país necesita.