Raúl Vegas Morales
Para el crecimiento económico de un país es necesaria la libertad de empresa, vista desde el punto de vista competitivo. La libre competencia entre empresas logrará mejorar la eficiencia y disminuir los precios de productos o servicios que ofertan, la necesidad de crecimiento empresarial generará más empleo y mejorará la calidad de las remuneraciones. Lo malo es que en caso de Perú el neoliberalismo funciona de boca para afuera.
Existe una connivencia entre el estado y ciertas empresas que data de muchos años, lo que ha hecho que esas empresas crezcan y obtengan posición de dominio en detrimento de la competencia, han concentrado un gran poder económico que impide surjan nuevos actores en el mercado. Tienen la capacidad económica y control político suficiente como para aplastar cualquier emprendimiento.
Así, el mercado de alimentos, de medicamentos, de cervezas, de operadores telefónicos e internet, grifos y hasta de información, se encuentra en pocas manos, son los oligopolios que concertan precios sin que el consumidor pueda hacer nada, obligado a pagar el producto o servicio a un precio impuesto porque no hay otra alternativa. Y en caso de las comunicaciones, vivimos sometidos a los mismos titulares.En el pasado inmediato, Odebretch y el denominado “club de la construcción” tenían el dominio de la infraestructura nacional en complicidad con el estado, los diferentes gobiernos transaron obras al tanto por ciento durante años, hasta que la justicia norteamericana develó que la constructora coimeaba directamente a los mandatarios y altos funcionarios de 12 países.
La componenda entre empresarios y gobierno perjudica a los usuarios, a todo el país, traba la competencia, impulsa los precios hacia arriba y la calidad hacia abajo.
Entonces, cuando se nos dice que el mercado lo regula todo, se habla de un mercado inexistente en el país. Los gobiernos se han convertido en socios no inversionistas (pero retribuidos) de los grandes empresarios, desvían la mirada al momento de cobrar impuestos y los protegen. Por ello se hace también tan difícil que las leyes beneficien al consumidor, porque los congresistas en mayoría tienen comprometidas sus cuentas bancarias que se abultan con los lobby.
Mientras eso ocurre en los altos niveles, la población va empobreciendo. Según informe del Banco Mundial, un segmento de peruanos que se encontraba en la clase media ha pasado a ser vulnerable y muchos vulnerables han regresado a la pobreza, los ingresos se van precarizando, los trabajadores peruanos se van empobreciendo mientras la gran empresa, amparada por el estado y los gobiernos, incrementa permanentemente sus grandes utilidades.