Por: Adrián Sarria Muñoz y Esther Valenzuela Zorrilla
Aunque suene irónico el gobernador regional de Ayacucho aparece como un visitante en su propia región. Habituado a reunirse con funcionarios del gobierno, así como con Alberto Otárola y Dina Boluarte, las visitas de Oscorima a Ayacucho causan noticia por lo poco frecuentes que son. Siempre cargado de promesas, que busca viabilizar convertido en uno de los principales aliados de Boluarte, el gobernador anuncia obras, pone primeras piedras y hasta se anima a poner su nombre en placas al inaugurar edificaciones heredadas de gestiones anteriores, como sucedió en Iquicha, con la I.E. ‘José Antonio Navala Huachaca’, en cuya placa recordatoria figura el nombre de la presidenta Dina Boluarte, que no estuvo en dicha ceremonia, junto al de Wilfredo Oscorima y el Ministro de Educación.
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Oscorima retorna a Ayacucho y anuncia, con bombos y platillos a través de las redes sociales oficiales del GORE, la construcción del Colegio San Juan, al que cataloga de emblemático, palabra que no trae un buen recuerdo cuando se vincula con el gobernador, por lo sucedido con los Colegios Mariscal Cáceres y Mercedes, por los que aún se le investiga y que tuvieron que abrir puertas por emergencia, ya que nunca fueron entregados por las irregularidades que tuvieron por medio.
En la ceremonia por los 100 días de su tercera gestión, Oscorima también anunció por todo lo alto la próxima inauguración de la represa de Pallcca, en Quinua. Esta obra data del 2011, cuando Oscorima era por primera vez gobernador de Ayacucho. Se firmó con un presupuesto inicial de S/21’947 648, que por concepto de adendas o adicionales pasaría a costar S/25’000 000. El acuerdo era que se iniciara el 2012 y se debía culminar en un plazo de 365 días calendario, es decir, en el 2013. En el Programa Regional de Irrigaciones y Desarrollo Rural Integrado (Prider) figuraba como director el Ingeniero Eduardo Huacoto Díaz, quien firmó el contrato para la obra de Pallcca y otras más, como la de la comunidad de Masinga – La Mar. La promesa del plazo de culminación no se cumplió. Pasado el año, el avance de la obra no llegaba ni al 15%, por abandono de la empresa encargada, pese a la entrega del presupuesto. Seis años después, en el 2018, el entonces congresista por Ayacucho, Humberto Morales, publicó un informe de fiscalización sobre el caso, revelando que el proyecto Pallcca ya tenía un costo de S/34’900,912.31 y solo contaba con 48% de ejecución física y 61% de financiera. ¿Realmente es una obra que merece anunciar con orgullo? O es la “obra emblemática de la corrupción”, como manifestó el ex consejero Javier Berrocal.
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Pese a toda esa trayectoria nada halagüeña, WON lo devolvió al Prider, y no solo eso sino que también le restituyó las facultades que la gestión anterior se la quitó, tal es así que a su libre albedrío viene designando funcionarios de su total confianza en dicha entidad, llamada como la “caja chica de Oscorima”.