El gobernador regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, fue recibido con una fuerte resistencia en la ciudad de Huanta, donde más de 15 mil personas se congregaron en el estadio local el 8 de agosto de 2024, exigiendo compromisos claros para el cierre definitivo de las empresas mineras que operan en la cuenca del Razuhuillca. Los manifestantes, frustrados por promesas incumplidas, arrojaron botellas, piedras y palos al gobernador, quien tuvo que escapar del lugar a bordo de un helicóptero.
Oscorima había llegado a Huanta con la intención de hacer nuevas promesas para resolver el paro indefinido que afecta a la provincia, cuyo principal reclamo es la anulación de concesiones mineras en la cabecera de la cuenca del Razuhuillca y la declaración de la zona como intangible. Sin embargo, la situación se tornó violenta cuando los manifestantes, cansados de promesas incumplidas, comenzaron a repudiar al gobernador.
En respuesta a la agresiva reacción de la multitud, efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) realizaron tres disparos de bombas lacrimógenas para dispersar a los manifestantes, lo que generó un ambiente de tensión en la zona. Oscorima, sin poder contener la situación, optó por abandonar el lugar en un helicóptero, dejando a la población aún más indignada.
La crisis en Huanta continúa, con la población exigiendo una respuesta contundente por parte del gobierno regional frente a la problemática minera que afecta a la cuenca del Razuhuillca. También se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la policía.
Créditos; «Tiempo de noticias»
Nunca antes se había registrado una situación así en contra de Oscorima.