Por: Esther Valenzuela
Pese a las reiteradas advertencias de la prensa, el Proyecto Legado ignoró las deficiencias en la construcción de la Villa Bolivariana, hasta que una fuerte lluvia, en la víspera del inicio de los Juegos Bolivarianos 2024, evidenció las fallas estructurales. Las instalaciones se inundaron, demostrando una ejecución deficiente y apresurada.De las pocas obras realizadas en Ayacucho con motivo del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, dos fueron dadas para el beneficio de empresas ejecutoras y supervisoras, siendo una de ellas, para la socia y amiga de Wilfredo Oscorima, además de dueña del partido con el que llegó al Gobierno Regional por tercera vez. Esto no es solo una burla al pueblo ayacuchano, sino una estafa evidente. Las responsabilidades recaen también en quienes seleccionaron a las empresas ejecutoras, pese a las advertencias de que esto terminaría ocurriendo. ¿Valió más la recomendación?La Municipalidad de Huamanga, que debió fiscalizar de cerca estas obras, se limitó a visitas protocolares del alcalde para las fotos, sin un control efectivo. Ni el Gobierno Regional ni la Municipalidad trabajaron unidos para gestionar proyectos de impacto real para Ayacucho.Oscorima, quien ya había sido gobernador en dos periodos anteriores, nunca pudo proyectarse para dejar un legado significativo para el Bicentenario, como ocurrió en el Sesquicentenario. Prevalecieron el egoísmo y la mezquindad. En sus primeros años de gestión, las prioridades no fueron las necesidades de la región, sino maximizar beneficios personales. Esto quedó demostrado con su condena por direccionamiento en una compra de maquinaria, aunque luego la sentencia fue anulada por la sala liderada por Villa Stein.Después de ocho años de gestión, sus obras presentaban retrasos, presupuestos inflados y serias deficiencias. Pero, milagrosamente, se va librando de los ene procesos que tiene, saliendo siempre bien librado. En su tercera gestión, tuvo la posibilidad de culminar decenas de obras heredadas con un avance del 80%, pero los plazos se alargaron y los costos se duplicaron. Muchas de estas obras fueron entregadas recién este año, incumpliendo plazos establecidos y con graves problemas estructurales. 𝐔𝐧 𝐁𝐢𝐜𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐨𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐠𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬A pocas semanas de la fecha central del Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, una gesta heroica que selló la independencia del yugo español de toda América del Sur, no hay una sola obra de relevancia culminada. La Villa Bolivariana, el comedor y la residencia universitaria están inconclusos, y hay dudas sobre la calidad de los materiales empleados. Ya hemos sido testigos de goteras, fisuras y ambientes inundados, como ocurrió con el Hospital 3-1, donde hasta ahora muchos equipos médicos no funcionan adecuadamente.Las autoridades de los tres niveles de gobierno: el central, regional y local, desaprovecharon la oportunidad de convertir este Bicentenario en una verdadera celebración cívica. En lugar de unir esfuerzos, predominó la angurria y la falta de visión. El resultado: una región marcada por el descontento, denuncias de corrupción, pobreza creciente y un desprecio por la legalidad, reflejado en la designación de funcionarios con antecedentes e inhabilitaciones.La Batalla de Ayacucho, que selló la independencia de Sudamérica, merecía ser recordada con eventos históricos en colegios, universidades e instituciones. Sin embargo, las autoridades centraron sus esfuerzos en los Juegos Bolivarianos, porque el reloj les hacía saber que llegaba la hora, intentando maquillar las infraestructuras mal hechas e inconclusas que quedaron expuestas tras las lluvias.Como si fuera poco, Ayacucho celebrará este hito histórico con grupos musicales que no representan su tradición ni amplia cultura. Se priorizaron artistas de música tropical y espectáculos que degradan las buenas costumbres, aunque esperamos que solo sea un rumor pues se estaría dejando de lado a nuestros grandes difusores de la música ayacuchana por la exageración, la vulgaridad y hasta la grosería.Finalmente, la anunciada visita de la presidenta Dina Boluarte, la primera mujer en ocupar este alto cargo, llega en un clima de tensión y decepción. Sus primeras acciones en el poder estuvieron marcadas por la muerte de 50 personas, entre ellas 10 ayacuchanos, durante las protestas contra su gestión. Familias enteras siguen exigiendo justicia para sus seres queridos que no llegaron a conmemorar este Bicentenario.