Esther Valenzuela
Seguramente que ninguno de nosotros pensamos llegar a la situación electoral que nos ha tocado vivir en este proceso electoral, donde si bien es cierto se tenía previsto la participación de candidatos con tremendo rabo de paja, precisamente, por la indiferencia o mejor dicho la complicidad de los órganos de justicia que debieron haber procedido con toda transparencia y procesado, en su oportunidad, a quienes cometieron delitos. Más no fue así, por lo que era de advertirse la presencia en esta contienda de inescrupulosos que con todo cinismo volvían con su cháchara de siempre pretendiendo hacernos creer que podían cambiar el Perú.
Lo que jamás imaginamos, que quienes también contribuirían a poner más viscoso el panorama fuera toda la organización del Jurado Nacional de Elecciones, replicando prácticamente lo vivido en el proceso regional, con la salvedad, que en ese entonces fueron los jurados especiales que actuaron de manera transparente excluyendo del proceso, a quienes no habían cumplido con las normas, pero que lamentablemente, luego, el ente superior de éstos buscará la fórmula para devolverlos a la carrera electoral, y gracias a ellos, hoy tenemos en varias jurisdicciones gobernantes prófugos como por ejemplo el de la Municipalidad Distrital Andrés Avelino Cáceres y del Gobierno regional de Ayacucho, mientras otros con mejor suerte gozan de la impunidad gracias al poder político.
Poca ética, porque como nunca lo más escuchado en este proceso es por ejemplo la gran cantidad de narco candidatos que participan, gran cantidad de sentenciados, y de la misma forma de procesados. A esto se suma el total desprecio por las buenas costumbres y el respeto por las normas, plagios a la orden del día, elecciones internas fraudulentas, aportes económicos de dudosa procedencia, el retorno del fantasma del 90, la compra de votos, etc, etc.
Ante todo este panorama viscoso, baboso, vemos al JNE, conductor del proceso, nada firme, salpicado de denuncias por presunta coima, y en un vaivén de “sí, pero no; a ti sí, a los otros ni con el pétalo de una rosa”, sabe Dios con la intención de favorecer a quién. Crece la duda y el descrédito por los órganos electorales, habiendo llegado al extremo, que el propio diario El Peruano, grafique en un comunicado formal cómo se encuentran éstos. (Con el dedo en el ano)
Frente a esta incertidumbre y a un probable fraude lo más sano sería declarar nulo este proceso y ya con las reglas bien claras y con un reorganizado jurado proceder con nuevas elecciones. Está en juego el futuro del país y no se puede sortear de la manera como se está pretendiendo hacerlo.