Raúl Vegas Morales
La crisis de liderazgo en el Perú, a nivel nacional, regional y local, mantiene al país en un laberinto sin luz que indique el camino. ¿Hacia dónde vamos? La respuesta es difícil o inexistente, el país se percibe como un barco a la deriva en el mar internacional cada vez más agitado donde los precios suben y los productos pueden comenzar a escasear.
La inflación en el país se aproxima al 9% interanual, la más alta de los últimos 25 años, afectando al mercado interno particularmente de alimentos y combustibles, sin que se perciba esfuerzos serios para capear el vendaval. El interés ciudadano y las prioridades de los políticos van por cuerdas separadas, la presidenta del congreso espera ampliar nuevamente la legislatura que ya había sido ampliada hasta el 8 de julio, no por asuntos prioritarios sino para aprobar el incremento de congresistas con una Cámara de senadores y para que se elija a un defensor del pueblo de acuerdo a sus propios intereses.
Ya sepultadas sus aspiraciones presidenciales porque el terco de Castillo no renuncia ni lo pudieron vacar hasta ahora, el plan B de Maricarmen Alva está en su sobrevivencia en el congreso. Poco importa que la propuesta de bicameralidad haya sido rechazada en un plebiscito por la mayoría de peruanos, primero están los intereses para mantenerse en un sistema donde no hay reelección congresal. Para la próxima buscará el senado.
Mientras los conflictos en el país se siguen avivando por reclamos embalsados que empiezan a drenar. La debilidad percibida en el gobierno es además un aliciente para acelerar reclamos, tanto justos como aprovechados. El gobierno está en franco retroceso y cuando se percibe que hay río revuelto salen los pescadores.
Es tanta la falta de institucionalidad que hasta ahora no se puede adquirir fertilizantes en momentos de crisis internacional alimentaria. Dos intentos de compra fallidos son un indicador de la corrupción existente en diversos niveles del estado. Cuando se demoran las compras es porque hay negociaciones oscuras bajo la mesa. Eso pone en riesgo la campaña agrícola que se inicia en agosto, el diario Gestión informa que se proyecta sembrar 20 mil hectáreas menos afectando principalmente la producción de arroz, papa y cebollas.
La ineficiencia no es solo del gobierno central. Gobiernos regionales y locales, con muy pocas excepciones, tampoco marcan su rumbo. No se ha podido aprovechar hasta ahora la mayor recaudación que pone las cuentas fiscales en excelente posición, con déficit fiscal de menos del uno por ciento. Es decir, dinero hay, pero la corrupción e ineficiencia son una combinación perfecta para el atraso.
El desasosiego marca niveles record, por ello la indiferencia ciudadana ante las próximas elecciones regionales y locales tan cercanas, la fe se ha perdido junto con los liderazgos. No esperemos milagros para sobrevivir a esta crisis, pongamos todos algo de esfuerzo para ser mejores. Si ponemos el hombro desde las funciones que desarrollamos, con esfuerzo y honradez, podremos sacar al país del lodazal en que lo empantanaron estos políticos.