Raúl Vegas Morales
Al momento de agachar la cerviz ante el congreso y las hordas de la derecha, Dina Boluarte pensó que se aseguraba un gobierno hasta el 2026. Puede comenzar a desengañarse. Los mandamases del congreso no han perdido la esperanza de asumir todo el poder. Ante su bajísima aprobación quieren ganarse alguito dejando de cargar el peso muerto que significa la presidente.
El matrimonio por conveniencia está en plena evaluación de los 130 congresistas, cada cual con propia vara va midiendo hasta qué punto le conviene la presencia de Boluarte en la presidencia, así, se van activando denuncias sobre el financiamiento de su campaña y ya hay una solicitud de vacancia que al ser presentada por congresistas identificados como “de izquierda” es posible que no prospere, por ahora.
Boluarte pretende negar lo evidente, declara que quienes quieren desestabilizar su “gobierno legítimo y constitucional” son los que “dieron un golpe de estado” y que espera el apoyo de las fuerzas democráticas que están por la institucionalidad del país. ¿Será cierto? La señora Boluarte no recuerda que quienes se levantaron contra su gobierno no dieron ningún golpe de estado, fue la ciudadanía desengañada con el sistema a la que ella se aupó, ciudadanos a quienes dispararon al cuerpo con el resultado de más de medio centenar de muertos de manera violenta.
La derecha ha comenzado a desperezarse así parezca estática, “el músculo duerme y la ambición trabaja” dice el tango. Mientras cumpla los mandados y sea servicial, afín a los intereses de quienes gobiernan de manera fáctica Dina será útil, y eso sabe la propia presidente que se ha quedado sin otra alternativa ya que su futuro es oscuro e incierto.
Por ahora el gobierno complaciente se ha situado a la derecha de los derechistas. Informa el portal SER en artículo de Laura Arroyo Gárate titulado “Perú, el bastión del fascismo en el Perú” que el régimen de Boluarte ha avanzado un paso más en el aislamiento regional al que encamina al Perú al retirar, esta vez, al embajador peruano de Colombia por “injerencia extranjera” cometida por Gustavo Petro, mientras que el brazo legislativo del régimen, le ha prohibido la entrada a los miembros de la Misión de Solidaridad Internacional y Derechos Humanos que incluye a diputados argentinos, nuevamente, por “injerencia”.
A ello se suma el cierre impune del Lugar de la Memoria que guarda parte de la historia vivida en los años 80 y 90, porque la historia duele y ellos quisieran cambiarla. La derecha es conservadora por naturaleza, pero en caso de Perú está involucionando, ya no hay discusiones ideológicas sino reparto de intereses. Para defender sus privilegios no le interesa que se mate impunemente. Mientras Dina cumpla el papel de tonta útil, bien para los neo fascistas, hasta que quieran hacer las cosas por su propia cuenta, entonces buscarán otro mascarón, tirándola a los tiburones.