Jans Cavero
Entre el 26 y 27 de julio se llevará a cabo la juramentación de los congresistas que van a ejercer mandato parlamentario durante el periodo julio 2016 – julio 2021. No se sabe si el nuevo Congreso, en términos de legislación y fiscalización, será mejor o peor que su antecesor, lo cierto es que el fujimorismo tendrá el control de las comisiones ordinarias más importantes, además de la Mesa Directiva, y podría direccionar las decisiones de las Comisiones de Ética, Acusaciones Constitucionales y Levantamiento de Inmunidad.
Si prospera la iniciativa legislativa por la que Acción Popular y el APRA buscan la reducción del número mínimo de integrantes para conformar una bancada parlamentaria (de 6 a 5) la composición del Congreso arrancará con 5 grupos parlamentarios: Fuerza Popular, Frente Amplio, Peruanos por el Kambio, Alianza para el Progreso, Acción Popular y el APRA. Si no se aprueba la iniciativa, tendrán que buscar una bancada a fin para que tengan voz en los Plenos y participación en las comisiones de trabajo.
El Frente Amplio con 20 congresistas electos, entre nuevos y reelegidos, tiene cuatro retos grandes por delante: Ser la bancada más importante de oposición al gobierno de turno, con capacidad para llevar la voz del Congreso al interior del país; lograr mayor legitimidad social y aceptación ciudadana, de tal forma que en las próximas elecciones esté mejor posicionado políticamente; sentar las bases y consolidar el proyecto político de unidad amplia, en el que ninguna organización sea vetada por intereses particulares; ejercer un efectivo control político al gobierno, denunciando sin ambages los actos de corrupción en que incurran los altos funcionarios del Ejecutivo y de los gobiernos subnacionales.
Para cumplir los 4 retos descritos se requieren determinadas condiciones, alguna de las cuales ya están dadas y otras hay que generarlas. Logística y dinero no serán preocupación, pues el Congreso paga a todo el personal del servicio parlamentario y dota de logística a cada una de las oficinas congresales. El Frente Amplio no sólo tendrá pagado la logística y personal de sus 20 congresistas, sino que también tendrá cubiertos la logística y el personal de la bancada como tal y de cada una de las comisiones ordinarias que le corresponda en función a la votación obtenida.
Voluntad en principio hay, aunque amerita un sinceramiento de Tierra y Liberta por cuanto alguno de sus miembros viene ejerciendo un sectarismo que impide la apertura del frente a nuevos actores, ensombreciendo la democratización interna relativa que practicó previo a las elecciones, salvo el caso de Arana, quien fue impuesto por la cúpula con el N° 1 en Cajamarca, además de ser candidato a la vicepresidencia, o el de Bazán, impuesto con el N° 8 en Lima. Si el Frente Amplio quiere crecer y legitimarse, debe aperturar su seno sin vetos ni condiciones; caso contrario, al igual que el nacionalismo o el APRA, será castigado.
A la voluntad, se suma el liderazgo y equipo humano. Liderazgo del portavoz parlamentario y “profesionalización” de los asesores parlamentarios del Frente Amplio en los 3 espacios que va a incidir: Bancada, comisiones, despachos. La profesionalización se refiere no a la educación superior del personal parlamentario, sino a lograr que los mejores asesores del frente estén al servicio de estos espacios. Más allá de los compadrazgos, amiguismos, imposiciones, recomendaciones, etc., el indicador que debe guiar el reclutamiento de los asesores debe ser la preparación política y técnica en diferentes ámbitos de gestión.
Malos asesores conducen, sin duda, a un bajo desempeño de cualquier despacho congresal. Si el frente hacía gala de su equipo técnico en campaña, es ahora donde debe demostrar la calidad de su equipo. Sería penoso que una bancada como el de la Célula Parlamentaria Aprista siga dando línea y dirección pese a su bancada de cinco miembros.
Bajo esta perspectiva, y tomando en cuenta el horizonte de 5 años de periodo congresal, que supone 5 portavoces (uno anual), considero que el Frente Amplio debe tener los siguientes voceros: Marissa Glave, Manuel Dammert, Indira Huillca, Alberto Quintanilla, Wilbert Rozas. La primera tiene la votación más alta en Lima y aunque no tiene preparación parlamentaria tiene formación política. Es además dirigente de Tierra y Libertad, identificada con los temas de género y diversidad sexual desde un enfoque progresista.
Manuel Dammert y Alberto Quintanilla son experimentados políticos con pleno conocimiento de la tarea parlamentaria. Dammert tiene la segunda votación más alta en Lima y Quintanilla tiene la primera votación en Puno. En ambos casos, se premia el nivel de representatividad política. No es lo mismo ser elegido con 50,000 votos que con 6,800. El único problema recaería en sus asesores, sobretodo en el caso de Dammert, quien a mi juicio debería renovar su equipo congresal. Wilbert Rozas ha tenido liderazgo en el ámbito municipal, habiendo desempeñado gestiones exitosas como alcalde de Anta y Limatambo.
Finalmente, es necesario darle oportunidad a una joven progresista como Indira, quien además es miembro de la organización política fundada por Mendoza: Sembrar. Si no se desvía políticamente y no hereda prácticas sectarias y personalistas tiene mucho a su favor para consolidarse como un cuadro político de la izquierda. Queda en sus manos el convocar a un asesor de peso para aprender y saber moverse estratégicamente. Al Congreso se va a ser político, no a ser ejecutivo o directivo público, ni mucho menos a ser académico. Son ejemplo de buenos congresistas, aunque no compartamos sus formas y sus ideologías: Mulder, Lescano, Bedoya, Víctor A. García Belaúnde, Dammert.