Lincoln Onofre Lagos (Politólogo) Ad portas de cumplirse el bicentenario de la independencia del Perú, es necesario -y urgente- preguntarnos cuánto hemos avanzado (como región y como provincia) en las últimas décadas, sobre todo a partir del último medio siglo XX y cómo esperamos llegar al 2021; año en el cual el Perú estará en los ojos de Latinoamérica. Diversas entidades de carácter nacional y subnacional han escrito al respecto. Encontramos las Políticas de Estado del Acuerdo Nacional, el Plan Bicentenario, La Visión al 2021 y 2030 del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico – CEPLAN; así como los Planes de Desarrollo Concertado regionales y locales elaborados en estos últimos años. Sin embargo, a nivel regional las evidencias reflejan que: o no estamos avanzando o, estamos avanzando en otra dirección. Por ejemplo, al 2021, el Plan Bicentenario propone recuperar o fortalecer la institucionalidad democrática; sin embargo, somos una de las regiones con mayor índice de corrupción. Se promueve la competitividad económica que, en nuestro caso debiera realizarse a través del desarrollo del sector agrícola, pero no se han realizado acciones de nivel territorial destinadas a mejorar la producción, como resultado, los paros agrarios. En cuanto al acceso universal a la educación, la cultura y el deporte; la educación, es evidente que, pese a las mejoras de los últimos años, queda un trecho largo que recorrer pues las brechas son mayores en las niñas y el sector rural; la cultura es un factor que no es prioridad para nuestras autoridades de turno, no están articuladas a planes integrales pese a la riqueza cultural que tenemos desde hace 22mil años; por otro lado, los espacios recreativos están masculinizados, son espacios hechos para el desarrollo del niño, el adolescente y luego pasan a formar parte de grupos urbanos y/o sub urbanos, las niñas, las mujeres, tienen limitadas oportunidades en este aspecto. En octubre de este año se realizarán las elecciones regionales y municipales; para ello es necesario contar con un plan de gobierno que proponga acciones que contribuyan a las metas y objetivos propuestos. Una evaluación de los planes de gobierno de las elecciones pasadas evidencian que estas solo se dignan a cumplir con la formalidad que la ley obliga, sin embargo, en el desarrollo del contenido se proponen acciones que a todas luces carecen de sentido, no se ajustan al presupuesto o, no contribuyen a los objetivos nacionales. Advierto esta situación pues las consecuencias de un plan de gobierno sin mirar los objetivos nacionales y los planes de desarrollo concertados se sufren durante los cuatro años de gestión de la autoridad electa, en la ejecución presupuestal y en el valor público de las obras o acciones realizadas (entiéndase como valor público a la valoración que el público o ciudadano tiene respecto de las decisiones y acciones de sus autoridades) . Advierto también que estos planes de gobierno reproducen un conjunto de buenas intenciones redactadas a partir del punto de vista del candidato o del equipo técnico y que no expresan -necesariamente- el sentir del colectivo o la población. De esta manera, reproducimos erradas costumbres de una elección basada en la simpatía o preferencia a una persona, un candidato , un caudillo y no a un plan de gobierno; de ahí la triste justificación: “roba, pero hace obras”. Es imperativo evaluar, replantear y priorizar las acciones necesarias para llegar en mejores condiciones, como sociedad, a tan importante fecha, el 2021 no será un año para evaluar resultados finales, es tarde para eso; sin embargo, podría ser un año para evaluar resultados intermedios, para encaminarnos al 2024, año en el que los ojos de Latinoamérica estarán dirigidos a nuestra región, a nuestra ciudad. Realizo esta breve introducción a un conjunto de artículos que desarrollaré en las semanas siguientes con la finalidad de contribuir y brindar -desde mi punto de vista y experiencia profesional- elementos para que los ciudadanos, los lectores, puedan advertir y considerar de cara a las próximas elecciones y a las gestiones de nuestros gobernantes territoriales.