Por Luis Larrea
En una reciente entrevista radial (22 abril 2019) en el noticiero del medio de día de Estación Wari, el Alcalde de la Municipalidad Provincial de Huamanga informaba sobre el balance de la reciente y ya casi tradicional vergonzosa Semana Santa. Una festividad emblemática del Distrito de Ayacucho, y que de una tiempo a esta parte se ha ido degenerando con la complicidad de sus autoridades. Los balances de los últimos años tienen en común destacar el desorden, la suciedad, el descontrol y el harto consumo de alcohol. No en vano la picaresca y siempre creativa muchachada del vacilón, ha cambiado el nombre de Ayacucho por el de Ayachupo. Las poses exhibicionistas de mujeres bajo los efectos del alcohol, el orinarse en las fachadas de los templos y las instituciones y beber licor donde les pega la regalada gana, son los patrones culturales de ésta moderna Huamanga, la misma que sigue siendo noble al castigo de sus autoridades y leal a la pérdida de valores. Una ciudad que conforme a la misión de la Municipalidad es gobernada por una gestión promotora del desarrollo integral y sostenible, más humana, segura, ordenada, saludables, turística y productiva, basada en una gestión con identidad cultural y de participación vecinal que brinda servicios de calidad. Cuanta mentira junta si uno ve los resultados de los últimos años.
En la entrevista el Alcalde partió exclamando hasta el cansancio que como NUNCA ANTES se había evitado el Toro Velay en la Alameda Valdelirios, que se había limpiado las calles en tiempo record y que se tenía acceso a una aplicación informativa de actividades en los celulares. Cosas importantes pero no trascendentes. Parafraseando un comentario deportivo diríamos que; nunca antes se gestionó como ahora, pero perdimos como siempre.
Y las torpezas continuaron, pues el señor Alcalde comparó una licencia de construcción con una autorización para realizar eventos públicos, y citó el ejemplo de que en caso la Municipalidad otorgue una licencia de construcción y una pared se desplome, no es responsabilidad de la Municipalidad, sino del que la construye. Este enorme desconocimiento de la normativa administrativa, grafica de cuerpo entero la brutalidad del Alcalde, y digo brutalidad, pues una cosa es ser ignorante y humilde para aprender, y otra es ser ignorante, altanero y agresivo. Las licencias de construcción tiene su propia normativa y requisitos, y obviamente los accidentes de trabajo son de responsabilidad de quien ejecuta la obra. Por su parte los permisos y autorizaciones tienen tu propia naturaleza jurídica, al igual que las licencias de funcionamiento. Todos estos actos administrativos están regulados por ordenanzas y reglamentos distintos. Haría bien el señor Alcalde antes de decir cualquier barbaridad, consultar los temas básicos de la administración pública. Pues cuando la Municipalidad otorga un permiso o autorización, a diferencia de las licencias de construcción, tiene la obligación de vigilar que se desarrolle la actividad o evento público, cumpliendo estrictamente los requisitos y en caso contrario tiene la facultad de cancelar dicho evento. Además en el caso del Pascua Toro no se otorgó permiso alguno y ante lo cual la Municipalidad no hizo nada, motivo por el cual la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público anunciaron que plantearán las recomendaciones y denuncias correspondientes.
Participé en dicha entrevista mediante una intervención telefónica, haciendo notar la equivocación del señor Alcalde sobre la imprecisión entre licencias y autorizaciones. Además le pedí que ejerza el principio de autoridad y el liderazgo que se necesita para recuperar la dignidad de un pueblo humillado por propios y extraños, entre otras cosas. La respuesta que recibí fue una prueba más de la falta de criterio de quien no tiene mejores argumentos. Me acuso de subjetividades y hasta me confundió con un ex trabajador de la Municipalidad (mi hermano), y le tuvieron que aclarar que yo nunca trabajé en la Municipalidad, y perseverante en su ignorancia, ratificó que mis comentarios estaban llenos de subjetividades. Yo le planteé cosas concretas, dije que hay un turismo que vienen a la Semana Santa a tomar y mearse en las plazas y calles, no dije todos o unos cuantos , por que las cifras de los grupos etarios se conocerán luego. También le mencioné la falta de datos sobre divisas en impuestos, pues no se trata de cantidad de gente que visita un lugar, sino de las divisas que generan, y finalmente le insistí en que debería ejercer liderazgo y establecer el principio de autoridad para recuperar la dignidad de un pueblo, carencia que se muestra en resultados objetivos. Pero la confusión del Alcalde sobre conceptos básicos como las licencias, autorizaciones y la confusión de personas acusándolas de subjetivas, no hacen más que ratificar su ignorancia altanera y agresiva. Tal es así su altanería que llegó a decir que todo el caos, el desorden y la porquería del fin de semana eran sólo coyunturales y mañana ya no será noticia. No se equivoque señor Alcalde, la incapacidad, la incompetencia y brutalidad no son coyunturales, son procesos continuos que si no se hace nada al respecto, termina destruyendo toda una sociedad.
Es cierto que todos somos responsables de resguardar y promover nuestra dignidad como pueblo, pero las autoridades tiene el monopolio del uso de la fuerza pública y el ejercicio de liderazgo. Si el Alcalde no lo hace, entonces se pierde la razón de ser de las instituciones públicas. Lamentablemente se está afianzando como tradición el hecho de contar con funcionarios y autoridades, que en el mejor sentido de la palabra, se le puede llamar como los maqtas (jóvenes en quechua) de la política, pues carecen de experiencia y no ejercen el principio de autoridad. Cada periodo de gobierno resulta igual de malo o peor que el anterior. La improvisación en la política se incrementa y hemos pasado maqtas a allin maqtas y luego vendrán los sumaq allin maqta, hasta llegar a los apu maqtas. En fin, ojalá maduremos como ciudadanos y dejemos que los maqtas disfruten de su juventud y los allin runas (buenos hombres y mujeres) asumen responsabilidades políticas.