Por Germán Vargas Farías
Hace poquito más de una semana me enteré que las Abuelas de escort frankfurt Plaza de Mayo, emblemática organización argentina de derechos humanos, recuperaron al nieto número 119. Luego de 38 años, Mario Bravo volvió a reunirse con su madre Sara. Mario contó que en el primer contacto telefónico que sostuvo con su escort hamburg madre, ella le dijo: “hoy escucho tu voz, y cuando naciste sólo escuché tu llanto, no sabía si eras varón o nena, porque estaba encapuchada”.
Se calcula que los niños secuestrados-desaparecidos por la dictadura militar argentina son alrededor de 500. Muchos de ellos fueron escort berlin arrebatados a sus madres al nacer, cuando estas se encontraban en cautiverio, y entregados a personas mayoritariamente vinculadas a las fuerzas armadas.
Muchas de estas madres ya no existen, y son las Abuelas las que desde 1977 emprendieron la tarea de localizar a sus hijos, y nietos, restituyéndolos a sus familias y logrando que recuperen la identidad que la dictadura les robó.
Pero la identidad de más de un centenar de personas no es lo único que han logrado las Abuelas en todos estos años de lucha indesmayable y digna de encomio. Las Abuelas han logrado mucho más: liderar a un pueblo, el argentino, en la recuperación de su dignidad, secuestrada por un grupo de terroristas uniformados enquistados en el gobierno durante más de 7 años.
Pienso en Mario y su madre Sara, pienso en el emocionante y feliz reencuentro que habrán tenido en Buenos Aires, a pocas horas de realizarse en el memorial El Ojo que Llora, en Lima, un homenaje a las víctimas de la Comunidad Santa Bárbara.
Fueron 15 las personas detenidas por una patrulla militar en esa comunidad huancavelicana, el 4 de julio de 1991. Tras una serie de actos, todos perversos, los militares acabaron con la vida de 15 seres humanos absolutamente expuestos, entre los cuales había 4 niños y 3 niñas de muy corta edad.
Yesenia (6 años), Miriam (3 años), Edith (8 meses), Wilmer (3 años), Alex (6 años), Raúl (1 año), y Héctor (6 años); 5 mujeres adultas, una de ellas con seis meses de embarazo, y tres varones adultos fueron las víctimas de esa infame pandilla de terroristas uniformados que perpetraron una de las páginas más vergonzosas, entre tantas, de nuestra historia reciente.